Una de las leyendas que siempre han perseguido tanto al gazpacho como al salmorejo han sido que es un alimento que se repite, que tiene a veces pesada digestión y que produce sed. Todos sabemos que la receta tradicional del Gazpacho contiene hortalizas de potente sabor y aroma, de igual forma que la del Salmorejo. Además, para que el resultado final de estas recetas sea redondo y nos quede un producto apetecible, se aliña con Aceite de Oliva, Vinagre y Sal, estos productos aportan alegría y frescor en boca, además hacen posible su emulsión tras pasar por la batidora aportándole equilibrio y cremosidad.
Pero para lograr un Gazpacho y un Salmorejo que sea digestivo, hay que profundizar en la cantidad exacta de cada ingrediente y hacer la batida de forma ordenada siguiendo un proceso. Comenzar la receta con proporciones adecuadas, en un orden donde los ingredientes aporten sus valores sin prevalecer los unos sobre los otros. Ensamblar bien todo e ir poniendo el aliño llegado el momento de cada uno de ellos para convertir el líquido resultante de la batidora en un alimento cremoso y sumamente agradable al paladar.
Cuando los Gazpachos y Salmorejos no están equilibrados, el vinagre, el agua y la sal suelen tapar sus carencias, su deficiente elaboración. Y ahí es donde comienza a desarrollarse esa leyenda que acompaña al Gazpacho y al Salmorejo; el abuso del vinagre y la sal, junto con el desequilibrio en la cantidad de las hortalizas y concentrado y purés de éstas, incluso la utilización de cebolla en la elaboración de muchos gazpachos presentes en los lineales de los supermercados, hacen que su ingesta produzca pesadez, digestión lenta y sobre todo sed.
Lo más fácil en la presentación final de este tipo de productos es poner en la etiqueta Gazpacho o Salmorejo y argumentarlo con imágenes, caras famosas, banderas de Andalucía y hortalizas que destilan vida en su imagen. Pero lo realmente complicado es que el producto que vaya dentro del envase sea realmente gazpacho y no una mezcla triturada sin ton ni son de verduras con aceite, vinagre y sal…
Es por ello que la elección de materias primas frescas, el equilibrio a la hora de mezclarlas en la batidora y las proporciones justas de su aliño, hacen que el gazpacho cumpla fielmente con su cometido: alimentarse saludablemente, al mismo tiempo que refrescar el cuerpo para enfrentarse a la batalla diaria.
Por ello, en MAJAO seguimos elaborando fielmente nuestros Gazpachos y Salmorejos con la misma receta que se usaba en 1940, la que la Abuela Reyes nos dejó. La misma receta que con orgullo elaboramos y metemos en nuestras transparentes botellas para que nuestra mejor etiqueta sea el precioso color asalmonado y la consistencia cremosa que pide a gritos bebértelo o comértelo.
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